La finalidad de este proyecto es realizar un archivo
fotográfico de la realidad actual de la ciudad de Valencia a través de sus
calles, con independencia de la visión turística que de la ciudad pueda tener
el visitante o pueda ser publicitada en las páginas oficiales. He querido
olvidarme de la ciudad monumental para centrarme en la “otra”, en la más
invisible, en la construida por los diferentes grupos sociales que en ella
conviven. A través de este proyecto está representada la zona más antigua, la
de Ciutat Vella, las antaño zonas
periféricas de Campanar o L’Olivereta, la cercanía a la huerta de Benimaclet, la proximidad del mar de Camins al Grau o Poblats Maritims o las nuevas construcciones que pueblan la zona de
Benicalap.
Y en este objetivo he tratado de que mi visión fuera lo
más objetiva posible, sin juzgar y dejando, al modo de Gabriele Basilico, que
los sentimientos quedaran a un lado y que el espacio protagonizara mi trabajo.
En este primer momento, el proyecto se ha centrado en las
calles con nombre botánico, puesto que la elección de los vegetales, por su
origen natural, sus formas orgánicas y su estética colorista me permiten una
máxima confrontación con las calles, de factura realizada por el hombre, formas
rectilíneas y estética arquitectónica y monocolor, sólo rota por los carteles
de los comercios o los “grafitis” murales, en un juego de contrastes que, como
he indicado, me atrae como forma de expresión.
Precisamente para ahondar y resaltar este contraste he
querido fotografiar de forma distinta ambos objetivos, y por ello las calles se
han fotografiado en blanco y negro con cámara analógica, mientras que para los
vegetales se ha usado el color y una cámara digital.
El motivo de esta elección de película en blanco y negro
para las calles ha sido con objeto de unificar todos aquellos elementos que
conforman el paisaje urbano y no dar primacía a unos sobre otros: el color
adquiere una prioridad y relevancia que atrae nuestra percepción; yo he querido
dar la misma jerarquía a un edificio que al “grafiti” en él elaborado, al
mobiliario urbano que a los coches en la calle aparcados: todo ello compone la
estética puntual de la calle representada y considero que deben situarse en el
mismo rango visual. Por otra parte, y en palabras de Gabriele Basilico “el color mata el misterio” y ese
misterio he querido que estuviera presente en mis fotografías de paisaje
urbano.
Sin embargo, en el caso de los vegetales, he utilizado la
imagen en color precisamente porque lo pretendido es resaltar un determinado
vegetal respecto al resto de elementos que le rodean y que constituyen su
entorno: otro tipo de vegetación,
edificios, paisaje de fondo, etc.
He querido realizar un pequeño “herbario” con el sesgo de los nombres
botánicos de las calles de Valencia, pero manteniendo esa visión fría y
ecléctica del estudioso de la botánica.
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